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Doctrina Naturaleza La Iglesia Pentecostal Unida Internacional, que es la agrupación pentecostal apostólica más grande que hay en el Mundo, también rastrea sus raíces al avivamiento de Jerusalén con la siguiente declaración: «Durante los últimos 21 días del l9 Siglo, unos ministros y obreros cristianos del Instituto Bíblico de Bethel, en Topeka, Kansas, con el deseo de ser llenos de Dios, convocaron a ayuno y oraron fervientemente por un gran derramamiento del Espíritu Santo, que para su gozosa sorpresa, se manifestó en las horas tempranas de la mañana, el 1 de enero de 1901. Las personas hablaron en otros idiomas según como el Espíritu Santo les dio la pronunciación, así como pasó en el Día de Pentecostés..." Éste es Escritural e históricamente el mismo avivamiento que empezó el Pentecostés del año 33 DC.»
Dios En cuanto a su divinidad, Jesús es el único Dios y Padre eterno, pero en cuanto a su humanidad, Jesús es el Hijo de Dios o el ser humano que nació por la voluntad del Padre. El término Hijo de Dios siempre está relacionado con la humanidad de Jesús, es decir a Dios manifestado en carne. Jesús es a la vez ambos, el Padre y el Hijo. Argumentamos que la concepción de Dios corresponde al monoteismo estricto del cristianismo primitivo, y vemos el concepto trinitario de Dios como algo incorrecto. Esta es la diferencia más seria entre los pentecostales del nombre de Jesucristo con cualquier otra rama del cristianismo, sea trinitaria, unitaria, o de cualquier otra índole. Biblia Plan de Salvación Tras la primera predicación de la iglesia apostólica, algunos de los oyentes se conmovieron de corazón y preguntaron a los apóstoles que era lo que tenían que hacer para ser salvos. Entonces "Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). La declaración del apóstol Pedro, reflejaba las palabras dichas por el Señor Jesucristo, acerca del plan de salvación que Dios tenía en mente para el periodo de la gracia (o de la Iglesia). "Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5). Para cumplir el plan Bíblico de salvación, una persona debe nacer de nuevo sintiendo dolor por su pecado a través del arrepentimiento (Proverbios 28:13, Hechos 22:16, 2. Corintios 7:10), siendo sepultado juntamente con Cristo por el bautismo en el nombre de Jesús (Romanos 6:4-6), y resucitándo a una nueva vida recibiendo el regalo del Espíritu Santo (Romanos 8:9) con la evidencia de hablar en otras lenguas como el Espíritu de Dios le de que hable (Hechos 2:3-4). Hay tres cosas que un ser humano debe hacer para recibir la vida eterna. Arrepentirse, ser bautizado en el nombre de Jesús, y recibir el Espíritu Santo. Arrepentimiento: Creemos que el arrepentimiento está acompañado por un dolor piadoso, que es el motivador del verdadero arrepentimiento (2. Corintios 2:10). El arrepentimiento también es un requisito previo para recibir el Espíritu Santo (Juan 14:17; Hechos 2:38). Por último, la habilidad de arrepentirse es temporal y sólo puede lograrse mientras uno está vivo (Hebreos 9:27). Bautismo en el Nombre de Jesús: Bautismo del Espíritu Santo: Enseñamos que el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), no debe confundirse con la señal inicial de recibir el Espíritu Santo, pues el fruto del Espíritu es la señal permanente del Espíritu Santo. El fruto del Espíritu toma tiempo para desarrollarse o cultivarse, por consiguiente no calificaría como una señal inmediata, exterior e identificable de recibir el Espíritu Santo. En el libro de los Hechos, las lenguas son diferentes en funcionamiento y propósito a las lenguas de 1. Corintios 12-14. Ambas citas no mencionan la misma experiencia. En los Hechos de los Apóstoles, las lenguas sirven como la señal firme de recibir el Espíritu santo; mientras que en 1. Corintios 12-14 el apóstol Pablo está haciendo una exposición del don de lenguas que era administrado por algunos creyentes. Uno recibe a Cristo cuando recibe el Espíritu Santo (Romanos 8:9). Santidad La santidad es y debe ser resultado de la obediencia inicial a la salvación y no producto de practicar "normas" de estilos de vida, como el vestirse, peinarse, alimentarse, etc. La santidad que vive el creyente se debe reflejar interior y exteriormente, pues todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, debe ser guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1. Tesalonicenses 5:23). La verdadera doctrina, así como la santidad, caracterizan al verdadero pueblo de Dios: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” (1 Timoteo 4:16). Dios nos ha mandado a abstenernos de toda especie de mal (1. Tesalonicenses 5:22). También la Biblia nos insta a acatar los mandamientos de Dios (1. Juan 2:4). Es aquí precisamente que todo aquel que haya obedecido la salvación que anuncia el evangelio de la gracia y la bondad de Cristo podrá definitivamente amar y obedecer los mandamientos originales de la ley de Dios, que estuvieron basados antiguamente en la ley de Moisés, bajo la ley de la "espada del juicio divino" de que el que no los hiciera ciertamente moriría; mandamientos que ahora obedecemos bajo la ley de Cristo, la ley del amor y del cumplimiento, los cuales por la obra redentora y reconciliadora del Señor Jesús en el calvario, fueron elevados a un nivel en que la justicia divina los ve y considera a través de la obra expiatoria de Cristo, y por lo tanto toda obediencia a ellos, es resultado primero de la obra que hizo el Señor. Cuando nosotros obedecemos sus mandamientos, alcanzamos la garantía de los beneficios de la redención alcanzada por Cristo, por eso la salvación nunca ha sido lograda por ningún mérito personal de los creyentes, pues todo el mérito pertenece a Cristo. La santidad del creyente está unida al acontecimiento maravilloso de la promesa del Señor Jesús, de que un día vendrá por su iglesia."Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual, nadie verá al Señor..." (Santiago 12. 14). LA GRACIA DE DIOS "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2: 11-12).
"Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Juan 1: 17).
LA RESTAURACION DE TODAS LAS COSAS Entendemos que las Escrituras enseñan "la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hechos 3:21). Pero no encontramos que el diablo, sus ángeles y los pecadores estén incluidos. (Véase Apocalipsis 20: 10).
EL TRASLADO DE LOS SANTOS Creemos que se acerca el tiempo de la aparición del Señor; entonces los muertos en Cristo se levantarán, y nosotros los que quedamos seremos arrebatados con ellos a encontrar al Señor en el cielo ( 1 Tes. 4:13-17; COI. 15:51-54; Filipenses 3:2021). DIEZMOS Creemos que el diezmo es el plan financiero de Dios (que ha existido desde los días de Abraham) para proveer para su obra. El diezmo ;Vino con la fe bajo Abraham; Moisés 10 ordenó, e Israel lo practicó cuando estaba bien con Dios; Jesús lo aprobó (Mateo 23:23); y Pablo habló de apartar su ofrenda conforme Dios le ha prosperado. No debemos robar a Dios de su Porción, es decir de los diezmos y las ofrendas. (Véase Malaquías 3). LA SEGUNDA VENIDA DE JESUS La doctrina que Jesús vuelve la segunda vez, en persona, tal como se fue, está claramente expuesta por el mismo Señor Jesucristo, y fue predicado y enseñado en la iglesia primitiva por los Apóstoles; por eso, los hijos de Dios hoy en día están seria y ansiosamente esperando el glorioso acontecimiento. (Mateo 24; Hechos 1:11; 3:19-21;
EL MILENIO Creemos además, que la angustia sobre la tierra es el "principio de dolores" y se hará más intensa hasta que haya un tiempo "de angustia. cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces" (Mateo 24:3-8; Daniel 12:1), y este periodo de "tribulación" será seguido por el amanecer de un día mejor en la tierra y buena voluntad para con los hombres". (Apocalipsis 20:1-5; Isaías 65:17-25; Mateo 5:5; Daniel 7:27; Miqueas 4:1-2; Hebreos 2:14; Romanos 11:25-27). JUICIO FINAL Cuando terminen los mil años, habrá una resurrección de todos los muertos, quienes serán llamados delante del gran trono blanco para el juicio final; y todos los que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida serán lanzados al lago de fuego que arde con azufre, el cual Dios ha preparado para el diablo y sus ángeles, siendo Satanás el primero en ser lanzado (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:7, 15; 21:8).
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